29/6/07

Los nueve monstruos

Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor, dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.

¡Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
¡Jamás tanto cariño doloroso!
¡Jamás tan cerca arremetió lo lejos!
¡Jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
¡Jamás, señor ministro de salud, fué la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.

¡Crece la desdicha, hermanos hombres
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rousseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre, y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.

El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás, de perfil,
y nos aloca en los cinemas,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
nos clava en los gramófonos,
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar...
Pues de resultas
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren y otros
que no nacen ni mueren (Son los más).
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver el pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan árido!

¡Cómo hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
y ya no puedo con tanto cajón,
tanto minuto, tanta
lagartija y tánta
inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Señor Ministro de Salud ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombres humanos,
hay, hombres, muchísimo que hacer.

1 comentario:

María José Bozzone dijo...

Gracias por publicar tan bello, sincero y fuerte poema.
Cesar Vallejos es para mí un poeta que sabe captar el dolor tanto interno como social, desplegarlo y hacer con él. Suscitar el deseo de cambio y el compromiso.

Gracias en verdad por compartilo. Muchas veces lo leí y lo siento propio de este pais en donde vivo
Majo